SOLIDARIDAD: No es una obligación ni un sentimiento superficial, es una actitud que
supone generosidad y que se asume voluntariamente. Es un llamado de la
conciencia a la igualdad, a buscar soluciones para aliviar la pobreza, la
marginación y la falta de recursos de otros seres humanos.
Ser solidario
implica compartir tiempo, espacio y energía con todos los miembros de la
sociedad, cooperar y comprometerse a vivir en armonía. Todos, de alguna manera,
podemos colaborar para aliviar el sufrimiento ajeno y ayudar al prójimo en sus
necesidades. La solidaridad no puede ser mero sentimentalismo; del corazón se
debe pasar a la razón y de ahí a la acción comprometida. Una manera de vivir la
solidaridad puede ser la de ayudar como voluntario en un grupo organizado.
LABORIOSIDAD: Significa trabajar con amor es decir, con esmero, poniendo intensidad y
procurando hacerlo de la mejor manera posible. La persona laboriosa aprovecha
el tiempo, trabaja con orden y termina las tareas iniciadas. El trabajo es un
don, un privilegio, con el que la persona se autoperfecciona. Ocupación
productiva.
RESPETO: Es la consideración, miramiento, atención o deferencia que se debe una
persona; es un valor que nos lleva a honrar la dignidad de las personas y a
atender sus derechos. Todo ser humano, sin ninguna discriminación, merece un
trato cordial y amable, comprensión de sus limitaciones, reconocimiento de sus
virtudes, aprobación a su derecho de ser autónomo y diferente, acato a su autoridad
y consideración a su dignidad. Portarse convencido de que todo el mundo tiene
su dignidad, reconocerla y no despreciar a nadie.
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