miércoles, 26 de octubre de 2016

El paisaje de la historia de John Lewis. Abstracción de conceptos útiles para la historia

El paisaje de la Historia
John Lewis Gaddis

es representar la realidad, es decir, pasar por alto los detalles, buscar modelos más amplios y considerar cómo se puede utilizar con fines propios lo que se ve. El mero acto de representación hace que uno se sienta grande, porque uno mismo es el responsable de la representación: es uno quien debe hacer comprensible la complejidad, primero para sí mismo y luego para los demás. … ( página 25)

Como ha señalado su biógrafo Jonathan Haslam, la idea
de «progreso» de Carr en la historia del siglo XX tendió de un
modo desconcertante a asociar esa cualidad con la acumulación
de poder en manos del Estado.Pe ro en ¿Qué es la historia?
Carr expuso un argumento más amplio y menos controvertido:
el de que, si podemos ampliar el espectro de
experiencias más allá de lo que hemos encontrado como individuos,
si podemos inspirarnos en las experiencias de otros
que han afrontado situaciones comparables en el pasado,
nuestras probabilidades de actuar con sabiduría, aunque no
están garantizadas, aumentan proporcionalmente. ( pagina 27)

Sobre la abstracción
Los historiadores, por el contrario, emplean la abstracción para superar una limitación diferente: su separación temporal respecto de sus sujetos. Los artistas coexisten con los objetos que representan, lo que quiere decir que siempre pueden cambiar el punto de vista, ajustar la luz o mover el modelo. Los historiadores no pueden hacer eso, porque lo que ellos representan está en el pasado y jamás pueden modificarlo. Pero pueden, por medio de la forma particular de abstracción que conocemos como narración, describir el movimiento a través del tiempo, algo que un artista sólo puede insinuar. Pero siempre se produce un equilibrio, pues cuanto más tiempo cubra la narración, menos detalles puede proporcionar. Es como el principio de incertidumbre de Heisenberg, según el cual la medición precisa de una variable vuelve imprecisa
la de otra. Ésta es, por tanto, otra de las polaridades implicadas en la conciencia histórica: la tensión entre lo literal y lo abstracto; entre, por un lado, la descripción detallada de lo que se da en un momento preciso del pasado y, por otro, el rápido esbozo de lo que se extiende en grandes franjas de ese pasado. (pagina 33, 34)

Criterio selectivo. En una máquina del tiempo convencional,
ser transportado a un momento particular del pasado
sería contar con significaciones que nos son impuestas. Suponiendo
que los instrumentos funcionaran adecuadamente,
se podría elegir el momento y el lugar que se quiere visitar,
pero una vez allí se tendría escaso control: muy pronto los
acontecimientos nos abrumarían y habría que limitarse a hacerles
frente. Todos conocemos lo que viene después: nos pasaremos
el resto de la novela esquivando a voraces velocirraptores,
tratando de mantenernos a salvo de la peste negra
o de persuadir a los lugareños de que en realidad no somos
brujos ni hechiceros y que, por tanto, no se nos debe condenar
a la hoguera… (pagina 43)



Simultaneidad. Todavía más asombrosa que el criterio
selectivo es la capacidad que da la historia para la simultaneidad,
es decir, la posibilidad de estar a l mismo tiempo en más
de un lugar y de un momento. En ciencia ficción, para lograr
esto mismo se necesitan agujeros de gusano, divisores de
haces y aparatos complicados de toda clase; además, es de
suponer que pronto la intriga perderá su centro de atracción.
Los historiadores, en cambio, visitan de manera rutinaria varios
lugares al mismo tiempo; en efecto, sus investigaciones
del pasado pueden extenderse a muchos temas en el seno de
un mismo período -como ilustran mis ejemplos tomados de
Macaulay y Adams-, a muchos momentos del tiempo correspondientes
a un mismo tema -como hace la narrativa
tradicional— o a una combinación de ambas cosas… ( pagina 45)

… Escala. Un tercer aspecto en que las máquinas del tiempo
de los historiadores superan la capacidad de las de la
ciencia ficción es la facilidad con que pueden variar la escala
de lo macroscópico a lo microscópico y volver a lo primero.
En cierto sentido, eso no tiene nada de sorprendente, pues
es la base de un instrumento esencial de la narrativa: la anécdota
ilustrativa. Siempre que un historiador emplea un episodio
particular para hacer una observación general, se produce
la variación de escala: lo pequeño, puesto que es fácil
de describir, se emplea para caracterizar lo grande, que puede
no ser fácil de describir. Pero en otro sentido los resultados
de este procedimiento pueden ser sorprendentes… ( 46, 47)

… Por continuidades entiendo modelos que se extienden
en el tiempo. No son leyes, como la gravedad o la entropía;
tampoco son teorías, como la relatividad o la selección natural.
Son simplemente fenómenos que se repiten con regularidad
suficiente como para resultarnos visibles. Sin esos modelos,
careceríamos de fundamento para generalizar acerca de
la experiencia humana que no conocemos: por ejemplo, no
sabríamos que la tasa de nacimientos tiende a decrecer a medida
que aumenta el desarrollo económico, que los imperios
tienden a expandirse más allá de sus medios, ni que las democracias
tienden a no entrar en guerra con otras democracias… (pagina 53)

Sobre singularidades.
… Es posible que ni Agustín ni Colingwood hayan prestado
atención a las singularidades, esas cosas extrañas que existen
en el fondo de los agujeros negros (si es que los agujeros
negros tienen fondo), que no se pueden medir, pero que no
obstante modifican todos los objetos mensurables que las
atraviesan.^^ Prefiero pensar en el presente como una singularidad
-como un embudo si se adopta una metáfora más
mundana, o un agujero de gusano si se tiene predilección
por una más exótica- a través de la cual tiene que pasar el
futuro para convertirse en pasado. El presente logra esta
transformación congelando reacciones entre continuidades y
contingencias: del lado del fiituro de la singularidad, unas y
otras son fluidas, libres unas de otras y, por tanto, indeterminadas;
pero a medida que pasan a través de ella se fusionan y
luego es imposible separarlas. Es el mismo efecto que el de la
combinación de las bandas del ADN o el de una cremallera
que se cierra pero no se vuelve a abrir. ( pagina 53)

Por contingencias entiendo los fenómenos que no constituyen
modelos. Entre ellos se pueden incluir las acciones
que adoptan los individuos por razones que sólo ellos conocen:
por ejemplo, un Hitler a escala gigantesca, o un Lee
Harvey Oswald a una escala muy particular. Las contingencias
pueden involucrar lo que los teóricos del caos llaman
«dependencia sensible de las condiciones iniciales», situaciones
en las que una modificación imperceptible al inicio de
un proceso puede producir enormes cambios al final del
mismo.^^ Pueden ser resultado de la intersección de dos o
más continuidades: los estudiosos de los accidentes saben
que de la coincidencia sin precedentes de procesos predecibles
pueden derivarse consecuencias impredecibles. Lo que
tienen en común todos estos fenómenos es que no caen en el
dominio de la experiencia repetida y, por tanto, familiar: en
general nos enteramos de ellos una vez que han pasado… (Página 54)


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