Es preciso restablecer el equilibrio.
El equilibrio roto desde hace años por una actitud batalladora pero parcial,
por un libro injusto como el escrito por Luis A. Sánchez, que condensa el humor
de esos días: "Balance y Liquidación del 900". Sin publicar sus
obras, sin incorporarlos a nuestra cultura cotidiana, sin librarnos de los
prejuicios que pesa sobre ellos, no es posible reconstruir el cuadro espiritual
de lavida peruana de este siglo. Es tiempo que la obra de la generación del 900
emerja de la penumbra. A la cual muy interesadamente la sometieron los críticos
que llegaron al quehacer peruanista en la altura de los años 23. No fueron
ellos, sin embargo, los hombres que crecieron bajo el oncenio, los primeros en
intentar la comprensiónglobal, totalizante, de la sociedad peruana. A los
positivistas, que introdujeron Comte y Spencer, que leían a Tarde y a Wundt,
corresponde ese mérito. Nuestros primeros científicos sociales fueron en
realidad, los positivistas. Los primeros, no digo que los más acertados. Queda
en pie pues la necesidad de una empresa: la reconstrucción del proceso
ideológico en el Perú contemporáneo.
Entonces,
los méritos de V.A. Belaunde y su generación serán más visibles por encima de
críticos interesados y de fiebres generacionales
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