El Padre Bernabé Cobo
Nacido en noviembre de 1580 en Lopera (Jaen). Hijo de Juan
Cobo y Catalina Peralta. Tuvo formación religiosa de la orden Jesuita, llego a
las indias a los 16 años de edad en 1596 y vivió en ellas, 61 años. De estos
pasó cerca de 40 años en el Perú y 20 años en México. Recorrió las Antillas,
Venezuela, Tierra firme y principalmente el Perú y México, estudiando el
hombre, el clima, los animales, las piedras, las hierbas y los astros. Fue
un gran viajero en comparación a Cieza, Toledo y Raimondi, convivió con
los indios y los Andes, en Puno, La Paz, Potosi, Cochabamba y Oruro.
Con el jesuita Bernabé Cobo, la crónica local y
particularista del siglo XVI adquiere la dimensión de lo universal. Con su
crónica de mayor representación Historia del Nuevo Mundo fue un inventario
total para la época, síntesis de un siglo de colonización, catalogo de todas
las plantas y animales del nuevo mundo, historia de todos los pueblos y razas
indígenas –de los aztecas y de los –incas, es un zumo de América desde la
descripción de la tierra hasta el cosmos.
La obra de Cobo metafóricamente hace pensar en alguno de esos templos de la
megalítica prehistórica levantados con el sudor de miles de obreros y con
piedra transportadas de las más ignotas y difíciles y difíciles canteras.
Extraña efectivamente, que un solo hombre pueda haber reunido ese inmenso
material y ordenándolo luego, él mismo dentro de la recia arquitectura de su
obra, que es por sí sola una enciclopedia. Los epítetos de minucioso y
diligente que generalmente se ha aplicado a Cobo, son en verdad inadecuados
para el trabajo. Se puede decir que la obra de cobo fue un libro de historia
natural como lo han calificado, que en si podría abrir un paso a la
historiografía de la época.
Al empezar su estadía en Peru en el Cuzco (1610) interrogo a
los caciques descendientes de los Incas, visito los templos, zeques y
adoratorios, de los que dio después la más amplia información, y bebió en la
fuente misma de la tradición las costumbres del incanato. Vivió en la
residencia de los Jesuitas en Juli en la provincia de Chucuito. Más tarde vivió
tres años bajo el penacho de humo del Misti, en Arequipa. Otros años paso en la
iglesia de la Campaña de Pisco,
aprendiendo ahí lecciones de peces, aves marinas. En 1626 recorrió todo el Perú
con un legado pontificio que vino a recoger limosnas. También de 1627 a 1630
rector del colegio del Callao. En 1650 regreso a México en donde murió en el Colegio máximo de San
Pablo, el 9 de Octubre en olor de sabiduría.
En lima hurgo archivos y las huacas, recogió viejos
documentos y crónicas y pudo aun recibir la tradición oral de algunos hijos y
familiares de conquistadores. De 1628 a1629 escribió en nuestra capital su Historia de Fundación de Lima, en que se
contiene la más puntual relación de origen de la ciudad, el acta de la
fundación que –cobo salvo de perderse– y el nacimiento de sus plazas, casas,
edificio e iglesias con morosa paciencia documental.
Sin embargo la historia de lima no fue la parte de su enciclopedia que se inicio, sino comenzó con el desembarco en Santo Domingo –nos cuenta él mismo– sus excursiones por los campos de la Yaguana, trabando amistad con diferentes especies de vegetales y animales. Dejando de lado el aspecto humano, la psicología de los caudillos, Cobo prefirió los mariscos y peces.
Sin embargo la historia de lima no fue la parte de su enciclopedia que se inicio, sino comenzó con el desembarco en Santo Domingo –nos cuenta él mismo– sus excursiones por los campos de la Yaguana, trabando amistad con diferentes especies de vegetales y animales. Dejando de lado el aspecto humano, la psicología de los caudillos, Cobo prefirió los mariscos y peces.
La historia vegetal es la parte más atrayente de su obra gran obra.
Cobo fue un precursor científico y un innovador metodológico, pero conserva la
frescura de los contactos iníciales del hombre con la naturaleza. Su botánica es a pesar de sus anticipaciones
científicas, hondamente poéticas. Ella nos pone en relación directa con las
flores, las plantas, las frutas y los arboles de América, sin el tormento de la nomenclatura. Palpamos las
frutas, aprendamos su olor y sabor, sus
usos medicinales, las aplicaciones que se pueden hacer de sus cortezas o
savias. Alaba la guayaba y la plata. Ha descrito el amancae, la trinidad, la
vergonzosa, el floripondio y las apincoyas, que reproducen la pasión de Cristo.
No es solo el merito
poético sino la utilidad de que emerge de las descripciones Cobo. Ha recogido y
transmitido los secretos medicinales de los indios y las
virtudes curativas de las plantas.
Gran naturalista Cobo, tiene el don de analizar y definir de
clasificar. En la enorme materia bruta de la historia natural de América, que
tiene ante si, traza línea coordenadas, establece símiles y diferenciales,
clasifica y ordena. Así determina y separa grupos raciales y sociales, familias
vegetales, estados de cultura o templos atmosféricos. Sus intuiciones científicas
son admirables y de las sociales no se ha hablado. Así como se anticipa a los
botánicos modernos en la adopción de ciertos principios y observaciones básicas
no usadas en su época, se halla igual perspicuidad en lo sociológico y en lo
moral. Sus observaciones sobre el indio abren nociones de la antropología
americana y en sus apuntes sobre las variaciones climáticas de América y
correspondencia de la flora y fauna,
también sus apuntes sobre la evolución de los grupos primitivos americanos se
perfilan los estadios por la sociología posterior. Horda, clan y tribu están pergeñados, en los grados de
barbaridad, de Cobo con sus caracteres etnográficos y políticos.
La extensa obra de Cobo, nos narra toda su trayectoria en
América descubriendo así nuestra fauna y
flora en el territorio del Perú y México, empezando su desembarco en Santo
Domingo pasando con Antillas, tierra firme y Perú, donde de manera científica
va a realizar un catalogo de todas las plantas y animales que habitan en el Perú. Luego
empieza el carácter etnográfico donde nos relata, historia de los incas, la descripción de los
monumentos incaicos, su vida cotidiana, etc.
El palto es árbol de muy agradable parecer, bien hecho, del
tamaño de una gran higuera con las ramas iguales y medianamente copado; su hoja
es semejante a la del Moral, un poco mayor y la fruta de las mejores y más
regaladas de las Indias, tanto que muchos le dan la palma, anteponiéndola a
todas las demás. Es de hechura ahusada y comúnmente del tamaño de un .
Membrillo mediano; en algunas partes se hallan tan grandes como medianas calabazas y crecidas
cidras, cuales son de las provincias de Yucatan en la Nueva España.
La palta tiene cascaras delgadas, tierna correosa, más que la del limón ceutí, de color verde de fuera, la cual estando la fruta bien madura, con facilidad se despide.
La palta tiene cascaras delgadas, tierna correosa, más que la del limón ceutí, de color verde de fuera, la cual estando la fruta bien madura, con facilidad se despide.
La Lucuma
La fruta que en la lengua general del Peru se dice Lucma y
se asemeja mucho a los Mameyes, añadiéndole una letra nosotros la nombramos Lúcuma
y el árbol que produce Lúcumo; el cual es muy parecido al Mamey, del grandor de
un Moral, muy copado y poblado de hoja mayormente en los cogollos y extremos de
olla. Las ramas las tiene muy juntas y apiñadas y levantadas hacia la punta de
la rama. Es el Lúcumo de tan buen parecer y agradable a la visa, que mas por su
hermosura que por su fruta lo suelen plantar en las huertas.
El Pacae
El Pacay es un árbol de la grandeza de un moral, de hermano
parecer y muy poblado de hojas; esta es de la hechura de la del Limo, algo
mayor, de más oscuro verde, muy bien y reluciente. Produce las hojas este árbol
de la manera que el Nogal, en unos ramillos delgados, pareados de dos en dos
con cuatro o cinco pares en cada ramillo.
La fruta es una vaina de forma de algarrobo mas en el tamaño
se halla gran variedad en diversas tierras; en unas parte no es más larga que una algarroba de un jeme
u en otras llegas a tener dos otros palmos; pero del medio de estos extremos
son los Pacaes ordinarios. Son vainas del ancho de dos o tres dedos y uno de
grueso; es una cascara es gruesa y correosa por fuera verde.
El Quishuar
En el Peru llaman Quishuar a un árbol mediano del grandor de una Durazno . En tan parecido al Olivo que muchos , viéndolo de lejos se engañan leniéndo por mayor, por dentro es verde y lisa y por fuera blanquisina y vellosa y asi mismo las punas de los pimpollos son vellosas y blanquesinas .
En el Peru llaman Quishuar a un árbol mediano del grandor de una Durazno . En tan parecido al Olivo que muchos , viéndolo de lejos se engañan leniéndo por mayor, por dentro es verde y lisa y por fuera blanquisina y vellosa y asi mismo las punas de los pimpollos son vellosas y blanquesinas .
Las Almendras de Chachapoyas
En las montañas del distrito de la ciudad de Chachapoyas en
el Peru, nace una especie de almendras que hacen ventaja en sabor y bondad a
cuantras castas de almendras y frutas de este genero se conocen asi en Indias
como en Europas. Los arboles que los crian son
de gran copa y tan altos que sobre pujando a todos los demás de la
motaña se descubren de muy lejos. Son estas almendras unos erizos como los de
la castaña, muy espinosos redondo, del tamaño de una gran nuez y de un color rojo oscuro. Tienen entre las
espinas que están muy juntas, una sustancia del mismo color, a manera de
corcho, pero tierna y seca, que fácilmente se desmorona y deshace.
La Vergonzosa
Esta es una mata silvestre que nace en los setos y se enreda
mucho; sus hojas son semejantes a las del lentisco y nacen de dos en dos ;
produce unas florecillas encarnadas, redondos del tamaño de un botón ordinario,
compuestos de un vello áspero, que no tiene olor alguno. Denle este nombre los
españoles, porque en tocando con la mano a sus hojas, aunque sea blandamente, luego al punto se juntan y
cierran una con otra; si bien a poco espacio se vuelven a abrir y poner como
antes estaban; la cual experiencia he hecho yo varias veces y no he visto esta
panta sino como el Corregimiento de Ica, diócesis de Lima.
El Ñorbo.
El ñorbo es una mata voluble de casta de Vejuco; echa muchos
vástagos delgados que se revuelven a otras plantas o encañados y los pueblan de sus hojas y flores.
La hoja es de singular hechura y que no he visto otra semejante a ella en
ninguna planta es ni más ni menos que la mitad de la hoja del naranjo, cortada
por medio la parte que cae hacia la punta, conque viene a quedar esta hoja como
la otra mitad asida al pezón.
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